La
nariz puede sangrar por muchas causas, y siempre es motivo de preocupación,
sobre todo cuando se conoce el origen de la hemorragia. Existen métodos muy
simples y eficaces para detener una hemorragia nasal.
La
mucosa que cubre el interior de la nariz es extremadamente fina y muy vascular
izada, es decir, con una gran cantidad de pequeños vasos sanguíneos muy
superficiales y que están en contacto muy cercano con todas las partículas que
entran en la nariz al respirar. Los dos orificios mal sales están separados por
el llamado tabique nasal, blando y cartilaginoso en su parte más cercana a la
punta de la nariz, duro y óseo en su parte más profunda. En el tabique blando
se encuentra el llamado plexo de Kiesselbach, una zona muy vascularizada y que
suele ser en donde se originan la mayoría de las hemorragias nasales
espontáneas.
Las
hemorragias nasales o epistaxis pueden originarse también en la parte posterior
y más profunda de los orificios nasales. Son las llamadas hemorragias nasales
posteriores, afortunadamente menos frecuentes y con tratamiento más complicado.
Las
hemorragias anteriores sangran desde el plexo de Kiesselbach y son fáciles de
cortar: basta con apretar la parte blanda de la punta de la nariz. Con esto se
consigue comprimir la zona sangrante, que es lo que se recomienda en toda
hemorragia, con lo cual se da tiempo a que los mecanismos naturales de
coagulación se pongan en marcha y consoliden el cese de la hemorragia.
¿Qué hacer ante una hemorragia nasal?
1. Cuando ocurre una hemorragia nasal, lo
más práctico es sentarse, inclinar la cabeza ligeramente hacia adelante, nunca
hacia atrás, apoyar los codos sobre la mesa y apretar la parte anterior de la
nariz con los dedos durante diez minutos.
2. En las hemorragias simples no hay que
intentar meter en la nariz algodones, gasas, pomadas, ni nada que pueda
taponar aparentemente la hemorragia. En realidad, el único método eficaz es la
presión de los dedos o una pinza de la ropa sobre la punta de la nariz.
3. Las hemorragias posteriores precisan de
un taponamiento especial, para el que se requiere cierto instrumental y
experiencia. Consiste en colocar y mantener sujetas unas gasas enrolladas en la
parte posterior de los orificios nasales (dentro de la boca, detrás del
paladar), que actúan de tapones.
4. Nunca hay que colocar de espaldas a una
persona que sangra por la nariz, ya que la sangre fluirá oculta por detrás y no
será visible por delante, dando la impresión de que la hemorragia ha cesado,
sin que ello sea cierto.
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