Epilepsias y crisis convulsivas

Las crisis convulsivas son la manifestación de una irritación de las neuronas del tejido cerebral; sus causas son múltiples y su pronóstico es diferente según sucedan en niños y adultos

Actuación ante una crisis de epilepsia

1.      Aflojar la ropa después de presionar el cuello o el abdomen del paciente y no intentar contener los movimientos.

2.      Tratar de colocar entre los dientes algo que impida que se muerda la lengua, esta maniobra puede resultar muy difícil dada la fuerza con la que aprieta la mandíbula.

3.      Poner almohadas, mantas o alguna cosa blanda dobladas bajo su cuerpo y cabeza a fin de suavizar los golpes que pueda estar dándose. Pedir ayuda

4.      Durante la convulsión procurar no sujetar al paciente de forma brusca o violenta.

5.      Una vez que la crisis ha cedido y la persona se ha calmado, se limpia el sudor y la saliva de la boca y se la colocará en posición lateral de seguridad, a la espera de que venga el personal sanitario que la transporte al hospital.

Las convulsiones con agitación general del cuerpo están provocadas por descargas incontroladas de las neuronas que gobiernan los movimientos musculares del cuerpo. Se originan por una lesión o defecto de dichas neuronas, que da a lugar a un <corto circuito> entre ellas. Puesto que las neuronas del cerebro gobiernan los movimientos de los músculos, ésta se manifiesta con un descontrol de los mismos.

Sin embargo, no todas las crisis convulsivas son aparatosas y con gran agitación. Existen las convulsiones llamadas <gran mal>, e las que predomina la agitación en todo el cuerpo o de parte de él. Por otro lado, existen convulsiones llamadas <pequeño mal>, que son mucho menos espectaculares y pueden consistir simplemente en unos momentos de inmovilidad total, con la mirada fija y perdida en el horizonte, desconexión de lo que rodea a la persona y falta de fuerza muscular, dejando caer aquello que se tiene en la mano. En las crisis de <pequeño mal>, lo mejor es dejar que el paciente se recupere espontáneamente, ya que dichas crisis suelen durar pocos segundos.

Se recomienda

No se puede ni se debe impedir los movimientos que hace una persona con convulsiones de <gran mal>, pero si se puede impedir que se lastime y se haga daño con sus movimientos incontrolados. Antes que nada hay que retirar de las cercanías del paciente todo aquello que le pueda hacer daño (sillas, bodes, afilados de muebles, etc.) o tratar de apartarlo a él a un espacio libre de objetos.





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